El sábado 26 de septiembre, en una mañana festiva para la comunidad, la Segunda Casa del Agua en Cinisello Balsamosituado en un punto estratégico de la ciudad, en la intersección de Viale Abruzzi y Via Umbria. Este acontecimiento no sólo representa la instalación de un nuevo servicio, sino que marca un paso más en un proyecto de profundo valor social y ecológico.
El corazón palpitante de esta iniciativa reside en la valiosa colaboración con Anffas Onlus, la asociación de familias de personas con discapacidad intelectual y/o relacional y miembros de apoyo. Como ya ocurrió con la primera instalación, se les ha confiado la gestión de esta nueva Casita. Se trata de un proyecto que ve a los jóvenes de la asociación comprometidos en primera línea, no sólo como gestores, sino como verdaderos custodios de un bien común. Esta responsabilidad les sitúa en actividades socialmente útiles que van más allá de la simple tarea, convirtiéndose en una poderosa herramienta de inclusión y acercándoles a la comunidad, de la que se convierten en una parte cada vez más activa y visible.
De hecho, estas modernas fuentes encarnan una doble misión. Por un lado, tienen el propósito fundamental de preservar el medio ambiente, educar a los ciudadanos sobre las bondades y la seguridad del agua corriente y fomentar el abandono de las botellas de plástico de un solo uso. Por otro lado, y no menos importante, cumplen una función social insustituible. Se revelan, día tras día, valiosos lugares de encuentro y reunióncapaz de unir a generaciones y orígenes diferentes en torno a un gesto sencillo y cotidiano.
De este modo, una encrucijada anónima se transforma en un lugar noble, un hito vivido, frecuentado y bienvenido que refuerza el sentido de comunidad y el tejido social. La Casa del Agua se convierte así en un símbolo tangible de cómo una iniciativa pública puede generar un círculo virtuoso de beneficios medioambientales y crecimiento social.